viernes, 7 de octubre de 2011

Sexenio de Miguel de la Madrid. (Programa Gubernamental)

Con la caída en los precios del petróleo y otras materias primas, junto con el alza en las tasas de interés en los montos de los pagos de la deuda externa a fines de los años setenta, llevaron a países como México a una gran crisis económica durante los primeros años de la década siguiente. El entonces presidente de la república, Miguel de la Madrid  hizo al principio de su gobierno un llamado urgente a la comunidad financiera internacional para reestructurar los términos y condiciones del servicio de la deuda.

En este llamado que hizo el presidente el gobierno mexicano se comprometía a llevar a cabo una serie de medidas, que contempló, por ejemplo, el ajuste en las tasas de cambio, el aumento en las exportaciones, la reducción de tarifas de importación, la disminución del déficit presupuestal  que incluyó la venta de varias empresas y poner límites a las tasas de expansión de crédito, entre otras. El efecto provocado por estas medidas fue la recuperación de la estabilidad económica, puesto que se manifiesto por la disminución de las tasas de inflación, aumento en las exportaciones con la consecuente ganancia de divisas y la reducción del déficit fiscal. Aunque también aparecieron algunos rasgos indeseables como el aumento del desempleo, incremento en el ingreso  de la población y reducción en el gasto social, afectando principalmente a los presupuestos de salud y educación. La situación pareció agravarse aún más, debido a que a mediados de la década el país sufrió uno de los más fuertes sismos de su historia, el cual provocó enormes pérdidas humanas y materiales y afectó considerablemente la economía del país. Para México y América Latina en general, los años ochenta fueron considerados por la Comisión Económica para América Latina  como la “década perdida” en términos de desarrollo económico.

Por lo tanto en el  Plan Nacional de Desarrollo  propuesto por Miguel de la Madrid, establecía para el sector educativo tres propósitos principales: promover el desarrollo integral del individuo y de la sociedad mexicana, ampliar el acceso de todos los mexicanos a las oportunidades educativas, culturales, deportivas y de recreación, y mejorar la prestación de los servicios en estas áreas. Uno de los principios de este plan, fue la denominada racionalidad funcional que, entre otras cosas, buscaba promover la descentralización de la vida nacional y ser un componente importante de diversos proyectos modernizadores.

La descentralización era una propuesta que aspiraba a incluir toda la vida nacional. Se trataba de un proyecto global que abarcaría todos los sectores, que impulsaría el desarrollo y permitiría la consolidación de los municipios, con la promesa de una reforma fiscal que hiciera posible una mejor distribución de los recursos entre los tres niveles de gobierno: federal, estatal y de municipios. No obstante lo planteado no se alcanzó como se pretendía en el ámbito político y social, pero si hubo avances en el sector educativo.




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