Carlos Salinas de Gortari.
La característica central de la política educativa durante el periodo de Carlos Salinas fue el de la “modernización” del sistema escolar, que proyectó de manera prioritaria la conformación de un sistema de mayor calidad, que se adaptaría a los cambios económicos que requería el país en el contexto de las transformaciones mundiales marcadas por el libre mercado. Sin embargo para reformar el sistema educativo se modificaron los artículos tercero y 130 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, este último relacionado con la personalidad jurídica de las iglesias. Con estas modificaciones se abrió nuevamente un espacio para la participación de la iglesia en la educación.
Fue entonces el 31 de mayo de 1989 cuando se publicó en el Diario Oficial El Plan Nacional de Desarrollo en materia educativa en donde se proponían alcanzar cuatro objetivos fundamentales:
§ Mejorar la calidad del sistema educativo
§ Elevar la escolaridad
§ Dispersar la educación y adecuarla para la modernización
§ Fortalecer la participación de la sociedad en el campo educativo
Por lo tanto en los siguientes años de la administración de Carlos Salinas se emprenderían un conjunto de acciones que tenían como común denominador la reorganización del sistema educativo, la obligatoriedad de la escolaridad secundaria para todos los mexicanos y su correspondiente cambio en el artículo tercero constitucional; la promulgación de la Ley General de Educación de 1993; la búsqueda de la calidad y la equidad educativas con la misma o mayor prioridad que la cobertura educativa; el énfasis en el aprendizaje de competencias científicas, tecnológicas y laborales; el fomento de la participación de los empresarios en la gestión escolar y una mayor vinculación con el sector laboral.
A lo cual sostenía Salinas, que la modernización educativa es indispensable para logar los objetivos nacionales, por lo tanto la transformación de la educación va a satisfacer las exigencias que la sociedad requiere parta que se coloque la educación al servicio de la producción.
Por ultimo creo que existe una debilidad entre los objetivos estratégicos establecidos en los planes de desarrollo de los sexenios y en los medios en los que se basan para las políticas educativas, porque los presentan como un listado de propósitos buenos para mejorar el país, pero no tienen los instrumentos adecuados ni para dichos programas, ni tampoco para los proyectos, en los cuales indiquen como y cuando se van a alcanzar.